Hay ocasiones en las que nos encontramos en una situación en la que no queremos participar pero que nos toca hacerlo a la fuerza, ya sea por las costumbres arraigadas en el medio, por presiones sociales, porque así nos lo inculcaron o por motivos de cualquier otra índole, pero en las cuales, en todo caso, si fuera por nuestra propia voluntad: no lo haríamos.
¿A qué me estoy refiriendo concretamente? pues a aquellas cosas que hacemos por cumplir, porque nos toca hacerlas; porque son obligatorias:
Saludar por las mañanas: "¡Buenos días!" a todo el que nos encontremos en nuestro camino... Hay gente que ni contesta a este saludo. Pero a todos nos enseñaron que hay que hacerlo. Esto mismo sucede con todos los saludos a lo largo del día.
Con respecto a este tópico, conozco la historia que le ocurrió a un conocido:
Carlos pasó frente a la casa de Elmer y le preguntó a la mamá de este que se encontraba en la puerta: ¿Elmer está por ahí? -Ella le respondió que no y él sin más siguió su camino. Unas horas más tarde, llegó Elmer a la casa de Carlos y le dijo: Mi mamá me dijo que fuiste a buscarme... y Carlos le contestó: "No, sólo pasaba por allá y pregunté por ti ¡por un cumplido!". Nunca se había visto tanta sinceridad en una frase tan corta. Pudo ser un poco más diplomático y decir algo como "Quería saber cómo estabas" o algo similar.
Otra cosa que hacemos por obligación es aceptar los regalos que nos dan por cualquiera que sea el motivo: cumpleaños, aniversarios, día del padre, de la madre, del médico etcétera. Porque no hay posibilidad de que podamos decir con toda sinceridad: "Ay, ese regalo no me gusta. ¡Llévatelo! Las normas de comportamiento no lo permiten. En cambio tenemos que fingir que dicho regalo ¡Nos gustó mucho!
Existe otra cosa que a mí particularmente no me gusta hacer: Ir a un velorio y dar pésames... mientras esté a mi alcance evadirlos lo hago. Pienso que este es un momento bastante íntimo que sólo debe ser para los familiares del fallecido y no para cualquier conocido en general. Llegar y dar un pésame para mí es como remover la herida en los deudos. Y si pensamos en la estructura del pésame en sí: "Lo siento altamente"; "Lo siento mucho" o "Mi más sentido pésame". Este último podría dar a entender que existe un "Mi menos sentido pésame" que se le daría al familiar de alguien que no nos caía tan bien.
La razón por la que no me gustan ni los velorios ni dar pésames es porque creo que uno hace lo que puede por las personas mientras están vivas. Ya después de muertos... ¡Ni para qué! Quien ya murió: "Nada sabe, nada ve, nada siente". Tal vez yo sea algo antisocial en este sentido; o no veo las cosas con objetividad o soy de otro planeta... Pero cuando alguien muere, para mí no cumple más años ni estoy pendiente de cuántos años lleva de muerto, porque simplemente su historia ha terminado. ¿Tendré acaso un "Alto grado de insensibilidad"? tal vez, pero estoy siendo sincero en mi apreciación.
No puedo lograr entender por qué al visitar un bebé recién nacido tenemos que decir algo como: ¡Ay qué lindo (o linda) bebé! ¿Es que acaso no hemos visto nunca un bebé feo? o ¿Será que no existen? ¡Claro que sí!. pero de manera hipócrita toca decir que es lindo (a). Yo cuando visito un bebé recién nacido me mantengo en silencio y sólo si el bebé es verdaderamente lindo (a) lo digo, en caso contrario: ¡No digo nada! guardo prudencial silencio... Y es que en verdad los bebés recién nacidos, están por lo general arrugaditos y en muy contadas excepciones se muestran verdaderamente lindos.
Sabemos que para todos los padres su bebé es lindo, pero no por éso todos los demás debemos percibirlos de la misma manera.
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