26 de julio de 2011

Caminos Misteriosos

Hay para mi, tres cosas sobre las que no me gusta discutir son ellas Religión, Política y Preferencias sexuales.  Considero que discutir sobre cualquiera de ellas es perder deliberadamente el tiempo y eso es castigado con una tarjeta amarilla Je, Je, Je, y aunque este tema que voy a tratar es más o menos en el campo religioso tómalo así: como una voz en la montaña con la cual no se puede polemizar...


Cierta vez, leyendo uno de los tantísimos libros que he leído encontré una frase que decía más o menos así:
“Al igual que el cielo muestra diferentes facetas, el estado de ánimo también puede cambiar” y explicaba a renglón seguido que nadie puede estar permanentemente triste o feliz...
También leí creo que en la Biblia que “los caminos de Dios son misteriosos”.  Tratando de encontrar la cita exacta, me tropecé con varios conceptos que dicen que esto es mentira y que no son misteriosos y tienen muchos argumentos para esto.  Pero como yo he vivenciado ese “misterio” en los caminos del Señor siento la obligación de sentar mi humilde posición al respecto:
En muchas ocaciones he recibido mensajes de Dios a través de personas o hasta de animales y cosas que lo dejan a uno sorprendido, por decir lo mínimo.  Pero como son tantas estas experiencias voy a publicar sólo la última que he experimentado y la cual según mi percepción no deja ninguna duda:
Comenzaré diciendo que aunque no pertenezco oficialmente a ninguna religión, eso no quiere decir que sea ateo puesto que me considero un creyente sincero en Jehova mi Dios.  Diré también que me considero un hombre feliz en la medida de lo posible; que no me amilano ante las contrariedades y que tengo bien claro que preocuparse por ellas no logra más que complicar las cosas e impedir que piense con claridad para buscar posibles soluciones al aspecto que en un determinado momento me esté molestando.  Esto no quiere decir que yo sea la excepción de la regla en la variedad del estado de ánimo; ¡Nunca! Yo fluctúo en ese aspecto como cualquier mortal...
También debo decir que muy pocas veces yo me encuentro deprimido o triste, esa no es mi constante: casi siempre estoy contento y generalmente ¡cantando! (Aunque mi voz no me acompañe mucho) pero ¿qué más dá? Así soy yo: siempre buscándole el lado bueno a las cosas; o el lado humorístico...
Pero el otro día, estaba verdaderamente triste y deprimido, veía oscuro y no pensaba muy claramente.  El mundo parecía tan complicado y difícil...  Entonces decidí irme caminando hasta el colegio donde labora mi esposa (que queda bien distante de donde me encontraba) y una vez allí la llamé por teléfono para decirle que la estaba esperando a la salida y ella se alegró mucho...  Yo me senté a esperarla en un piso alto que hay a la salida del colegio y estaba esperando y mirando todo a mi alrededor...  Entre lo que observé, vi a una señora que venía con tres niñas y una de ellas, la más pequeñita, que tiene a lo mucho cuatro añitos, se subió al piso donde yo estaba y sin más allá ni más acá me dió un caluroso y efusivo abrazo.  Yo justificadamente sorprendido ante tal acto no atiné sino a decirle: ¡Hola bebé! Pero ella no me contestó nada y siguió su camino con su mamá...
Me quedé allí meditando sobre ese abrazo y su efecto en mi (Me alegró sustancialmente) y mi conclusión fue que Jehova mi Dios me abrazó a través de esa nenita y en ese abrazo me estaba diciendo: “No temas que yo estoy contigo”.  Así lo entendí y así lo acepté.  Y mi estado de ánimo ya no fue ni sombra de lo que era antes de ese “misterioso” abrazo.
Cada quien es libre de creer lo que desee, yo en mi caso prefiero creer que Dios me ama; que está conmigo; que puede comunicarse conmigo y que está pendiente de mí.