4 de noviembre de 2016

La Búsqueda Imposible

Hace unos días tuvimos en Colombia un plebiscito en el que los votantes deberían elegir entre el “SI” y el “NO”. Si alguien votaba “SI” estaba diciendo que avalaba los acuerdos realizados entre  el gobierno y la guerrilla de las FARC. Muchas personas se confundieron y pensaban que le estaban dando el “SI” a la paz que fue la idea que vendió el gobierno; porque en el fondo, al cristalizar los acuerdos se llegaría a la supuesta paz.

Pero (“Siempre hay un pero, dijo la pera”) el gobierno “No contaba con mi astucia” dijo Uribe. Y comenzó una campaña de desinformación en la cual muy sagazmente mezclaba verdades y mentiras de forma tal que era imposible diferenciarlas. Y como él cuenta con un número no reducido de seguidores fanáticos, los cuales dejaron de pensar por sí solos y delegaron esa función a su “Líder” entonces sus ideas se multiplicaron por miles y se inició una campaña admirable, por la tenacidad con la que fue llevada a cabo, y que a la postre se reflejó en las urnas a la cual concurrieron muchos sin tener más información que la que veían en los medios.

Total, ganó el “NO” y entonces fue que se dieron cuenta de la gran capacidad de convocatoria o de elocuencia que tiene Uribe.  Pero ya era tarde.  ¡La suerte estaba echada!

Pocos días después el comité del premio Nobel le otorgó el Premio Nobel de la paz al presidente Santos que era en el fondo lo que no quería Uribe que sucediera.  Porque ese premio lo quería para él al igual que Pastrana que también lo anhelaba pero que no lo consiguieron.

Podría decirse entonces que hubo un empate: ambos consiguieron en su momento lo que buscaban; tanto Uribe como Santos porque para nadie es un secreto que eso era lo que Santos perseguía con su proceso de paz que duro algo más de cuatro años.

Pero también es cierto que el “Premio Nobel de la Paz” no dice nada puesto que últimamente se lo han otorgado a personas que no se lo merecen como lo es el presidente de Estados Unidos.  Sólo con este antecedente ya ese premio ¡No dice nada!
Todo esto nos lleva al tema que me interesa exponer hoy y es “LA PAZ”.

Una vez un presidente colombiano, creo que Virgilio Barco, le pidió al pueblo que pintaran una paloma blanca en todas las paredes que pudieran para mostrarles a los guerrilleros que ¡Los colombianos queríamos la paz!

En aquel entonces esa decisión me pareció tan absurda que escribí este poema que adiciono aquí aunque ya se encuentra publicado en la pestaña “POEMAS” de este mismo Blog:

LA PAZ

La paz no es el alba imagen
De una mansa paloma
Pintada en una pared;
Porque es tangible, palpable;
Hay que sembrarla, regarla,
Y al tiempo verla crecer.

Paz no son pañuelos blancos
Rasgando el aire en desorden
Al son de una multitud.
La paz se busca, se logra;
Se alimenta con historia,
Con justicia y con virtud.

La paz se aleja si observa
Que el poder (su compañero)
Se está manejando mal
Puesto que ella no disfruta
De miserias ni de abusos
Ni de injusticia social.

La paz se siembra en la casa,
Al cuidarla va aumentando
De la fuerza su caudal.
Si es maltratada… se marcha
Dejando al hombre muy sólo
Para que aprenda que debe
Por ella saber luchar.

Y es que es así, la paz no es un capricho de un mandatario: “Quiero que haya paz” y ya.  ¡No señor! para conseguir la paz, se necesita mucho más, muchísimo más que un deseo de tenerla… Hay que aprender a luchar por ella.  Y cuando digo luchar no me refiero a tomar las armas e imponerle mi pensamiento a otros. ¡NO! Me refiero es a trabajar duro en busca de: finalmente llegar a cosechar ese fruto tan anhelado que es la paz.  Trabajo duro ese de encontrar el punto intermedio entre el pensamiento de todos los humanos o de por lo menos de todo un país.  Es por eso que la Biblia dice que: El hombre por sí sólo es incapaz de garantizar la paz a sus semejantes. (Jeremías 6:14; 1Tesalonisenses 5:3).  Hay que tener a Cristo en nuestros corazones. (Colosenses 3:13,15) esa es la paz verdadera.

De tal manera que todo lo que se haga sin Jesucristo en nuestro corazón, no son más que pañitos de agua tibia en una fiebre de 40 grados…

Pero hay una paz parcial que los hombres y mujeres podemos cosechar, no es aquella que nos garantiza Jehová nuestro Dios, pero que también proviene de Él, es una paz intermedia podría decirse.

Hay que buscar la paz que está a nuestro alcance que es fruto de la tolerancia, la justicia aplicada a todos por igual, las leyes justas e igualitarias, la equidad, pero sobretodo de la justicia social.  Entonces florecerá la paz.  Sin estos elementos ¡NO HABRÁ PAZ! Esa es la triste realidad.  

Los grupos insurgentes que hemos conocido en Colombia, no son más que hijos del sistema que nos toca soportar.  Si uno se acaba; no se necesita ser profeta para saber que otro u otros aparecerán y harán desaparecer la paz lograda con los anteriores.  El problema es de fondo y como tal hay que tratarlo.