29 de mayo de 2011

Las Apariencias

Hace unos días llegó a mi correo un e-mail que llamó mucho mi atención llamado “El Hábito No Hace Al Monje”.  Y llamó mi atención al leerlo porque ya había tenido noticias de cosas similares.
Aquí dejo la dirección donde se encuentra alojado para compartirlo con mis pocos lectores (Porque si son muchos, no les gusta comentar):


¿Realidad o ficción? No lo sé.

Lo que sí sé es que yo conozco algunas historias similares que no puedo dejar de referir:
La primera:
Un conocido mío, propietario de “Graficas San Martín” en Barranquilla, me contó lo que le pasó a su abuelo:
Cierto día mi abuelo llegó a un concesionario de una muy famosa marca de camionetas y le preguntó al vendedor:
-¿Cuánto vale una camioneta de esas?- señalando una último modelo que estaba en exhibición.
El vendedor observó a mi abuelo con su jean desgastado, su viejo sombrero vueltiao, sus abarcas tres puntá y su mochila terciá (Escrito como lo habla el relator).  Y le respondió en tono condescendiente:
-“No amigo esas camionetas son muy caras como para que piense comprar una…”-
Mi abuelo no dijo nada sino que se quedó allí mirando lejos…
El gerente de la agencia tal vez sospechando lo que estaba sucediendo se acercó a mi abuelo que ya estaba solo y le preguntó:
-¿En qué le podemos servir ¡mi amigo!?
Mi abuelo le explicó la situación y concluyó diciendo: “Pero el vendedor me ha dicho que yo no puedo comprarla y ni me dijo el precio…”
El gerente le dijo: -Vale tantos millones ¡mi amigo!
-¡Ah! ¿Sí? Dijo mi abuelo entusiasmado; entonces ¡Véndame tres! Que quiero dárselas de aguinaldo a mis nietos…
Y las compró.
5 mentarios

La segunda:
Era la víspera de navidad, estaba con mi esposa en Zodium Jean en Barranquilla.  Lógicamente el almacén estaba muy lleno; las vendedoras estaban al tope del estrés, cuando hizo su ingreso una mujer que se veía a leguas que era una trabajadora sexual de los alrededores del almacén.
Todo el mundo, tanto clientes como vendedoras se le apartaban al aproximarse ella.  Pero a la desdichada mujer, parecía no importarle y llegó hasta una de las vendedoras que no pudo esquivarla y le preguntó: ¿Cuánto vale ese Jean? Señalando hacia un maniquí.
La vendedora la ignoró. 
Pero la joven que estaba atendiendo la caja al ver la situación, dejo lo que estaba haciendo, se le acercó a “La clienta” y le dijo: ¿Qué quieres mamita?
-Un Jean como ese- Dijo la mujer entre los humos de su lamentable estado.
-Si mi reina- le dijo la cajera vale 45 mil pesos, pero con el descuento de navidad te queda en 40 mil.
Y ella sacó un fajo de billetes y pagó; se lo colgó al hombro sin medirselo ni nada y se fue por donde vino…
¡ Que venta tan fácil!
  Sería muy bonito si todos los que atienden público, tuvieran en cuenta que todos somos potenciales clientes; que el dinero de todos vale igual y lo más importante: que ante Jehová Dios ¡Nadie vale más que otro!

9 de mayo de 2011

Carta de Mi Hija Leidy

Hace mucho tiempo no hacía entrada alguna. ¿A que se debe ésto? No sabría decirlo a ciencia cierta, pero pueden ser múltiples los motivos. No me detendré a analizarlos, porque es tanta la ansiedad por hacer esta entrada, que casi no quiero escribir esta introducción.
Es una carta o mejor dicho un e-mail que mi hija me escribió y me mandó a mi cuenta de correo electrónico. La copié tal como ella la envió sin cambiar, quitar o adicionar nada. He aquí: (Comillas mías)

"Hoy es un día normal, como tantos otros días que he pasado aquí en Cartagena, estoy en mi cuarto acostada en la cama, Yennys entró, me regaló un chocolate y habló conmigo un rato, luego se fue y yo prendí mi PC, de fondo de pantalla tengo una foto con mi papá, observo la foto y recuerdo muy bien ese día, fue 24 de Diciembre, un Diciembre muy feliz, lleno de buenas noticias y grandes esperanzas para el nuevo año que llegaría; se me vienen a la mente muchas cosas, recuerdos felices, recuerdos tristes, no sólo del día en que me tomé esa foto con mi padre, sino de muchos otros días que he compartido junto a él, me alegro tanto de que esté conmigo, no puedo evitar que salgan lágrimas de mis ojos, lo extraño mucho, cuánto quisiera tenerlo junto a mí y darle un fuerte abrazo, decirle cuanto lo amo… Ya quiero que lleguen las vacaciones para volver a estar junto a él, junto a mi familia, a mis amigos… En la ciudad que me inspira tranquilidad y confianza, Soledad… Observando la foto le digo con una inmensa nostalgia que lo quiero, que lo extraño, aunque sé que no me escucha el hablarle me tranquiliza un poco el alma.
Hay tantas palabras que he querido pronunciar pero que no he podido, a veces se me olvidan, a veces me da pena, me gustaría poder expresarle a mis seres más queridos todo lo que siento por ellos, que sepan que de verdad son una parte muy importante en mi vida, que no sé qué haría sin ellos.
Siento esta noche la necesidad de hablar con alguien, pero sé que ninguna de las personas que ahora mismo tengo cerca llegaría a sentir todo lo que les dijera… Pero como tenemos un Dios muy poderoso que nos dio el arte de escribir nuestros pensamientos y sentimientos no queda más que escribir lo que le quiero decir a mi familia…
A mi padre, tengo tantas cosas que decirte, tantas que sé que ni todas las páginas de Word me alcanzarían, hay muchas cosas que si te podré decir pero en cambio hay otras que sólo se pueden sentir. Eres mi padre y te guardo un gran respeto por eso, pero también eres mi gran amigo, sé que contigo podré contar para siempre, si me dijeran que escogiera al hombre que más amo sin duda ese serías tú, te he expresado en muchas ocasiones cuanto te quiero, cuanto te amo, nunca pensé que al pasar el tiempo te convertirías en todo lo que eres para mí ahora, sé que no hay nadie que te aprecie más que yo, he sabido ver todo lo bueno que tienes y sobreponerlo a las cosas malas porque todos las tenemos, te admiro mucho, por tu inteligencia y tu forma de ver la vida, por tus ganas de salir adelante y nunca vencerte, por la fuerza de voluntad y la paciencia que nunca te faltan, por saber comprender que las cosas cambian, y que a pesar que nunca dejarás de ser mi padre eso no quita la posibilidad de ser mi amigo, me entiendes y me apoyas incondicionalmente, y al igual que el resto de nuestra familia confías en mí y eso me hace muy feliz, en la vida he hecho muchas cosas para demostrar que si puedo y que pueden confiar en mí y me pone muy alegre el saber que tú te has dado cuenta de eso y lo tomas, porque hay muchos padres que a pesar de todo nunca llegan a confiar en sus hijos…
En la universidad mis amigos me dicen que es muy raro que tenga una relación tan linda contigo, pues lo normal es que sea con las madres, como ya sabes quiero mucho a mi mamá, pero eso no es impedimento para que te quiera a ti al igual que a ella, y sé que aunque los demás ven lo bien que nos llevamos nadie sabe realmente como son las cosas, sé que nadie extraña tanto a su padre como yo te extraño a ti, generalmente todos quieren irse de sus casa para poder hacer lo que quieren sin que les digan nada, yo en cambio estoy lejos porque espero que dentro de unos años podamos estar siempre juntos y disfrutar así de muchos momentos lindos que están por venir…
A veces me enojo con Dios porque sé lo mucho que significa para ti poder trabajar, pero a pesar de todos los esfuerzos que has hecho no se te han dado las cosas, me pone muy triste saber que te pones triste por ello, pero me fortalece el saber que no te rindes y que siempre estás en busca de más posibilidades…
He aprendido muchas cosas de ti cosas que sé que con el tiempo no olvidaré, como por ejemplo el amor por la vida, disfrutar de cada detalle y de las pequeñas cosas que ésta nos da, la paciencia, es una virtud que se pierde con el tiempo, cuando la necesito sólo pienso en ti y me tranquilizo, porque sé que has sido muy paciente con nosotros y entonces sé que yo también puedo serlo con los demás.
Me tranquiliza el escuchar tu voz, hay momentos en que no quisiera seguir, la vida es muy triste a veces, pienso en el futuro, es muy incierto, me imagino todo lo feo que viene y me dan ganas de que se acabe todo, no me gustaría llegar al momento en que haya escasez, pero entonces estás tú, y no quisiera perderme ni un momento a tu lado, me reconforto y me pongo feliz.
Te quiero mucho papi, esto te lo digo de corazón, eres el mejor padre que le han podido dar a alguien, si volviera a nacer y Dios me pusiera a escoger entre todos los padres que existen, a pesar de saber que podría escoger a uno que tuviera mucho dinero para así poder comprarme todo lo que quisiera, o a otro padre que también ha sido muy bueno con sus hijos, sin dudarlo ni un segundo te escogería a ti porque sólo así tendría la certeza de poder ser lo que soy ahora, de tener la educación que mi mamá y tú me han dado, de amar tanto a mi familia como lo hago ahora…
Gracias infinitas te doy por todos esos momentos que me has dado y los que no, porque cada uno de ellos me han enseñado algo de valor."

Lo único que puedo decir es que lloré como hace muchísimos años no lo hacía...
¡Qué linda eres mi bebé, qué linda eres!
Leyendo esto, entiendo que en ti se cumple aquella creencia de que el aspecto exterior es un fiel reflejo del aspecto interior.
¡Jehová Dios te bendiga!