8 de septiembre de 2010

El Daltonismo

Dicen los especialistas del tema que el daltonismo es: “Un defecto genético que consiste en la imposibilidad de distinguir los colores” esta particularidad es conocida también como discromatopsia. Los entendidos en la materia aseguran que esta “Deficiencia” no puede catalogarse como enfermedad; y también que no se puede curar…¡Qué pesar!
Para los que sufrimos esta pesadilla llamada “Daltonismo” es una realidad invariable que ¡No veremos el mundo como la mayoría de las personas lo hace! es decir en la plenitud de los colores. ¡Qué pesar otra vez! Por tanto, somos seres “Raros” o “Especiales” que vemos el mundo ¡A nuestra manera!
El Daltonismo tiene varios niveles de gravedad y el más crítico de todos es aquel en el que el individuo ve la vida “En blanco y negro” ¡Gloria a Dios! Yo no estoy tan grave, mi única incapacidad consiste en no poder distinguir los colores. Óigase y entiéndase bien: Distinguir, es decir diferenciar un color de otro.
En honor a la verdad, uno puede pasar como “Normal” en la mayoría de los casos. Pero cuando toca “develar” el secreto ante alguien, la primera reacción del interlocutor es de incredulidad y todos sin excepción preguntan a renglón seguido: “¿O sea que tú ves el mundo en blanco y negro? No logro entender por qué esta tendencia a irse al extremo, pero eso es lo que hacen.
En mi caso, que es del cual puedo dar testimonio, yo puedo ver casi siempre la mayoría de los colores pero por ejemplo en el arco iris, sólo veo tres colores pero no é cuáles son… en una paleta de colores básicos los veo todos; pero tampoco sé cuáles son de igual forma en un cuadro, una fotografía o en la vida diaria. Es decir que generalmente yo puedo ver todos los colores pero no puedo distinguirlos.
A mí me gusta dibujar; lo hago desde que tenía seis años cuando dibujé una foto que mi mamá tenía, y me quedó muy bien. ¡Era en blanco y negro! Pero más adelante, cuando se me ocurrió pintar a color (Ay mamita mía), quedó que daba risa (eso me dijeron) porque pinté el cielo morado y todos los demás colores parecía que estaban jugando aquel viejo juego infantil de “La candelita” (Estaban todos en el lugar equivocado) pero a mí me parecía que estaba muy bien.
Con el paso de los años me tuve que ir acostumbrando a los ridículos que me tocaba hacer cuando por ejemplo me decían: “Pásame la toalla azul” o “Allá en el carro rojo” o “Al lado de la casa verde”. Eso para mí era (Y lo es aún) otro idioma, quedaba en las mismas o peor que antes… Y lógicamente, las personas cuando yo traía la toalla equivocada o pedía que me dijeran qué número era el “Carro rojo” o preguntaba ¿a cuántas casas de aquí? Pensaban que me estaba haciendo el tonto o que lo hacía a propósito para que no me mandaran. En fin era todo un conflicto no fingido. ¿Qué crees que sucede cuando alguien me pide llámame a ese de la camisa marrón…¡hum! quedo como dicen por ahí: “Gringo” y no puedo hacer el “Favor”.
La gente no puede entender que esto sea posible y comienzan a preguntar: “¿Qué color es esto? O ¿Qué color es aquello?” como para pillarme en la “mentira”. Pero como no hay mentira: No me pueden “pillar”
El ser Daltónico no sólo me ha causado sinsabores, también me ha dado satisfacciones, como la de una amiga quien me asegura: “Tú has cambiado mi vida” ¡Oh! ¡Qué trascendental! Y ¿la causa?:
Al enterarse de mi incapacidad de distinguir los colores y después de pasar por las etapas ya descritas de incredulidad y cuestionario me creyó y dijo: ¡Gracias a Dios que puedo ver el mundo a color, desde hoy valoraré más esa capacidad y disfrutaré de la variedad de colores…”
Días después, me la encontré y me hizo esas revelaciones: “Tú me has cambiado la vida”
No distinguir los colores es decir El Daltonismo, es una “Afección” insignificante si la compramos con La Ageusia que es la incapacidad que sufre el individuo de percibir los sabores. ¿Te puedes imaginar que uno no pueda disfrutar de un helado de chocolate o de un pollo asado o de un vino añejo…? (Por mencionar apenas tres cosas)
El no poder disfrutar de los sabores es en mucho más grave que el Daltonismo que viene a ser un chiste aunque mal contado…
Pero el consuelo no para allí, porque existe otra afección llamada “Anosmia” que aunque al leerla no nos diga nada, es nada menos que la incapacidad parcial o total de percibir los olores, óigase bien ¡Los olores! Qué feo sería que uno estuviera en un sitio mal oliente y respirando como si nada porque no puede oler, ¡Qué feo!
No poder oler una rosa, la yerba mojada, la tierra removida, la madrugada o el perfume natural de una mujer, sería sencillamente ¡Lamentable!; así que ante tantas cosas analizadas no queda más que gritar con todas las fuerzas que me sean posibles:
¡Que viva el Daltonismo!