Un mango bien bonito en época de cosecha no llega a
costar más de 100 pesos colombianos; pero fuera de esa época puede llegar a
costar hasta 1500 si es verde, con sal, limón y pimienta; cortado y metido en
una bolsa plástica. Hay que aclarar que
también depende del lugar donde sea comprado dicho mango.
Yo fui testigo del precio más alto pagado por un
mango. No, no fue en una subasta; fue en la puerta de la
casa de un barrio popular en Barranquilla donde se acostumbra a sembrar árboles
de mango en las afueras de las casas para mitigar el calor desesperante que casi
todo el año atormenta a los moradores de esta región del país.
Era un día normal, el reloj marchaba penosamente
como si pensara que ya no quería seguir con ese trabajo monótono e improductivo. Ya se aproximaban las diez de la mañana y los
niños comenzaban a sentir nuevamente hambre puesto que ya el desayuno estaba
próximo a terminar su recorrido cuando a uno de los niños se le ocurrió decir
“Vamos a bajar mangos” parecía que todos estaban pensando lo mismo porque a
pesar de que no respondieron nada se levantaron y comenzaron a dirigirse al “palo
e mango” más cercano…"
Una vez arriba del palo, era una competencia no
pre-establecida para ver quién cogía el más bonito: más grande, más limpio y
más maduro…
Jorge quien en esos momentos tenía 9 años de edad
vio un mango precioso y se dispuso a tomarlo pero no contaba con que Tony
también lo vio al tiempo y juntos se dispusieron a tomarlo, se chocaron en el
camino y Jorge cayó sentado sobre uno de los ornamentos en forma de lanza que
les ponen a las rejas en su parte final
arriba. Al principio Jorge lo único que
sintió fue rabia por no haber podido coger el mango y seguidamente un dolor que
fue creciendo lentamente hasta volverse insoportable. Fue cuando se percató de
su penosa situación: estaba chuzado cerca, muy cerca de su orificio anal. Los
otros niños se dieron cuenta de esto y comenzaron a gritar para llamar la
atención de los mayores. El primero en llegar fue Andrés tío de Jorge quien le
preguntó: ¿Qué estás haciendo ahí? Jorge con lágrimas en los ojos le respondió:
“ me caí”.
Cuando Andrés se dio cuenta de la verdadera
situación, se desmayó.
Vinieron después otros adultos y cada uno daba una
opinión de cómo debían hacer para bajarlo hasta que alguien dijo: “Hay que
llamar a los bomberos” y todos estuvieron de acuerdo.
Quince minutos después, sorprendentemente rápido,
pero “Tiempo eterno” para quienes esperaban llegaron los bomberos y una
ambulancia y con uno de esos brazos mecánicos, mucha paciencia y mucho cuidado
lograron desprender a Jorgito de esa trampa en la que se encontraba. Fue
llevado en la ambulancia al hospital donde lo examinaron y suturaron su herida.
Tres horas después estaba en su casa cansado y débil
por la jornada vivida.
Por la noche comenzó a sentirse mal pero no se
atrevía de decir nada, serían las 2 de la madrugada cuando su madre fue a ver
como se encontraba el enfermito y lo encontró ardiendo de fiebre, sudoroso y
trémulo.
Sin pensarlo dos veces cogió a su hijo y salió con
destino al hospital. No voy a referir
todo lo que le tocó esperar para que lo atendieran pero cuando eso sucedió la
regañaron por no haberlo llevado antes.
Diagnostico final peritonitis, el hierro había
perforado el intestino y de este hecho no se habían percatado en el primer examen.
Fue internado en la sala de cuidados intensivos donde duró tres días.
En este tiempo su madre rogó a Dios de todas las
formas que conocía para pedirle que no le quitara a su hijo. (Es sorprendente cómo hasta las personas
menos creyentes buscan a Dios en un momento como este). Recapituló su vida en el periodo desde que
quedó embarazada hasta el día de hoy cuando sabía que su hijo estaba peleando
con la muerte y deseo tener a su lado al padre de Jorge quien por el duro
temperamento de ella se había alejado y no sabía de él desde hacía muchos años.
Cuando le dijeron que su hijo se estaba recuperando
volvió a las oraciones, esta vez para agradecer con lágrimas en los ojos, de
manera anticipada por la pronta recuperación de su hijo.
Cinco días después ya estaban en su casa: Jorge muy
recuperado aunque débil y su madre con el rostro desencajado por mucho trasnochar, el bolsillo sin un peso por todo lo que le había tocado gastar pero
feliz.
Allí no terminó todo pues los medicamentos y los
pasajes también salían costosos y ya Ana (la madre de Jorge) no tenía “De
dónde” entonces le tocó acudir a
familiares y amigos y en esta situación estuvieron los 30 días que duró Jorge
convaleciente.
Si sumáramos
todo lo gastado durante este episodio, podríamos estar de acuerdo de que ése
era el mango por el que se ha pagado el mayor precio. Y si a eso le sumamos que
ni siquiera Jorge se lo pudo comer: ¡Más caro todavía!
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