2 de diciembre de 2024

EL DÍA DE MI SUERTE


Esta es una canción de Héctor Lavoe que relata cómo ha sido su suerte a través de su vida. Pero debo aclararte que de ella no haré ningún análisis o comentario, sino que sólo tomaré el título.

El diccionario de la RAE la define así; "Encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual."  Bien, entonces la suerte es algo que no depende de nuestra voluntad sino que ocurre por sí sola, manejada por fuerzas desconocidas y en circunstancias igualmente desconocidas.

Mi experiencia con la suerte así como la conocemos, no ha sido la más espectacular en lo que a juegos de azar se refiere, porque debo decirte con sinceridad que en los otros aspectos de la vida ella (la suerte) ha sido mi fiel compañera y me considero uno de sus preferidos: ¡Claro, no todo el mundo se gana cinco veces la lotería en una sola vida y yo me la he ganado con mi esposa y mis cuatro hijos que puedo asegurarte que cada uno de ellos ha sido un premio mayor y de éso me siento muy afortunado.

En los juegos de azar por el contrario mi experiencia ha sido verdaderamente lamentable: yo nunca me he ganado nada que estén sorteando, rifando o como sea que lo quieras llamar.  Bueno "nada apetecible" porque ya te contaré lo que sí me he ganado. 

Yo recuerdo que cuando estaba terminando el bachillerato, armaron un comité para que recogiera fondos para la "despedida" de nuestro curso, y a ellos se les ocurrió, entre otras estrategias, rifar un pollo todos los días a la hora del recreo.  Yo sabía que aquí lo importante no era el premio sino colaborar para que pudiéramos tener suficientes fondos...  Bien, yo comencé comprando un número de cien y no me lo gané; después dos, tres y hasta diez números y tampoco me lo gané ya convencido de que éso no era para mí: ni iba a ver el sorteo del pollo porque estaba convencido de que nunca me lo iba a ganar.

Tiempo después mi  hermana que se ha ganado muchas veces "El chance" me dijo: mi hermano anota este número que ya pronto va a salir, yo me lo he ganado varias veces con este número; y yo le hice caso y comencé todos los días a anotarlo, Duré varios meses haciéndolo hasta que me dije a mí mismo "Eso es perdida de tiempo y de dinero" y dejé de hacerlo y tal vez no me creas, pero yo dejé de anotarlo  y has de creer que ¡Nunca ha salido desde entonces! lo sé porque sólo por curiosidad busco los resultados y nada: Lo salé para siempre jajajajajaja.  Del mismo modo he comprado lotería, rifas y hasta el Baloto pensando que la suerte no quería darme poquito y que me estaba reservando un premio jugoso, pero nada, igual que con las experiencias que te he contado, con el Baloto resultó lo mismo: Número que anote; número que de seguro no saldrá.  ¡Ah! pero cuando estaba terminando el bachillerato, en aquella época hacían un sorteo para ver cuál de los estudiantes iba a "prestar el servicio militar" en representación del colegio y obviamente ese sorteo sí me lo gané, es decir el que no me quería ganar.  Y aunque en aquella época lo enviaban a uno a un batallón especial llamado Miguel Antonio Caro "MAC" del cual salía uno no sólo con su libreta militar, sino con el rango de "Oficial de la reserva", con el grado de sub teniente, yo no fui sólo por rebeldía, y la rabia de haberme ganado ése sorteo que lógicamente, nadie quería ganarse.

Ya con el paso de los años y con la madurez y conocimiento que supuestamente ellos deben traer, he concluido que Dios me está protegiendo para que no sufra todo aquello que le acontece a quien se gana una lotería: su vida cambia radicalmente y casi nunca para bien. de éso hay miles de testimonios que no voy a referir aquí, pero de los que tú seguramente conocerás alguna de esas historias.  Así que como te dije arriba, con ganarme cinco veces la lotería pienso que es más que suficiente...

27 de octubre de 2024

EL ACTO DE CREER

Cuando los discípulos de Jesucristo se enteraron de que Él había resucitado, las reacciones fueron variadas; pero la que analizaremos aquí es la reacción de Tomás quien con tono de incredulidad dijo: "Si no veo en sus manos las heridas de los clavos,  y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado: no podré creer" Juan 20:25

La anterior cita fue hecha para ayudar en la argumentación que a continuación intentaré realizar. Siempre he oído que "La verdad es más difícil de creer que la mentira" y también que "Creemos lo que queremos, lo que nos interesa o conviene" porque simplemente así somos. Pero imagínate, si dudaban de Jesucristo a quien vieron hacer toda suerte de milagros; no que lo leyeron o alguien se los contó, fue presenciado por ellos ¿qué se dejará para el resto de nosotros ¡Simples mortales! a quien nadie ha visto realizar algo más extraordinario que conseguir llegar al siguiente cumpleaños?

En mi experiencia personal he comprobado más de una vez que "La verdad es más difícil de creer..." porque en algunas ocasiones le he dicho algo que es verdad  a alguien, quien queda así con cara de dudas, y le digo enseguida otra explicación que es mentira e inmediatamente me dicen "Ah, por ahí sí es..."es decir creen lo que es mentira.

Si todos los humanos fuéramos más objetivos, por decirlo de alguna forma no existirían los políticos como existen actualmente porque todos sabemos que están mintiendo; pero optamos por creerles y seguirles el juego en el que los únicos ganadores son ellos mismos.  Ellos saben que nos están engañando, pero les importa poco porque saben cuál es su verdadera intención: utilizarnos.

Cuando un miembro de la pareja engaña al otro y este le reclama; aquel (o aquella según sea el caso) entrará a justificarse, a argumentar el por qué de sus acciones y en últimas, cuando no hay argumentos dirá: "No sé qué me pasó, en ese momento estaba loco(a)" o algo similar a esto, y la pareja elegirá si le cree o no.  De esto último está la historia llena de casos de hombres abusivos que golpean a su mujer y luego le dicen que van a cambiar y es cierto: cambian para empeorar pero las mujeres les creen y les dan "Otra oportunidad" sólo para comprobar que el tal cambio no fue  en el sentido que ellas esperaban y vuelven a perdonar hasta que llegan al punto donde ya no hay remedio: terminan muertas a manos de quien decía amarlas.  Cabe aclarar que estas situaciones no sólo se presentan en el campo sentimental, en todos los aspectos de la vida de una persona podemos ver que ésto sucede: en lo religioso, en los negocios, en la amistad...

Entonces podríamos afirmar que cuando hay algo para ser creído, la voluntad juega un papel definitivo, porque ya sea consciente o inconscientemente nuestra voluntad es quien tiene la última palabra. Y volviendo a nuestra cita del comienzo, cualquiera podría imaginar que si alguien ve algo deberá creerlo sin duda, pero no es tan así, porque comenzarán a buscarle "una explicación más creíble" o algo por el estilo.

No sé si es que así fuimos diseñados o si fue elección nuestra portarnos así, pero es una realidad que no admite discusión alguna: La gente ¡Ni viendo creen! y también como decía mi madre cuando tenía uso de todos sus sentidos: "El acto de creer es voluntario"