Tal vez te parezca como algo
fuera de lugar, algo inusual o hasta una locura; pero para mí, desde mi punto
de vista, es algo que todos deberíamos hacer a tiempo y con mucho tiempo…
He observado que muchas
personas se marchan de este mundo sin tener tiempo de despedirse; de decirle a
sus seres queridos cuánto los aman o inclusive de agradecerle a aquellos a
quienes corresponda por la ayuda grande o pequeña que les hayan brindado
durante su transcurso por este mundo.
En vista de lo anterior, he
decidido despedirme antes de que la parca venga a recogerme, en uso de todas
mis facultades mentales y corporales jejejeje.
Cuando yo comencé a tener
conciencia de que estaba en este mundo, sin proponérmelo, me puse a analizar
todos los acontecimientos que me rodeaban y sacaba conclusiones que según
algunos de mis mayores: “No correspondían a mi edad” bueno, podría decirse que
tenía “La chispa adelantada” porque aprendí sin ayuda que uno no tiene que
vivir todo para adquirir experiencia y que puede utilizar lo que le pasa a
otros como si fuera a sí mismo.
Por eso fue que llegué a la
conclusión de que uno debería morirse a los cincuenta y no viejito cuando ya no
tiene conciencia ni de quien es ni de su entorno en general. Yo no quería eso para mí, ni para mis
familiares; quería irme en uso de todas mis facultades físicas y mentales y
creía (Y sigo creyendo) que cincuenta estaba bien. Pero resulta que “Una cosa
piensa el burro y otra el que lo está arriando” y ya hace rato pero mucho rato
que pasé por los cincuenta y ¡nada que se hizo realidad mi deseo! Tal vez
podrías pensar que no me gusta vivir; pero no es así, me encanta la vida y todo
lo que en ella hay, exceptuando las “cosas
malas” bueno eso es relativo en realidad pero sé que tú me entiendes. Soy de los que disfruta cada momento y
buscando mejorar cada cosa o persona que “cae en mis manos”. Para mí es un don innato el ayudar a otros, aunque lo
pongas en duda, eso me da placer. ¡Lo hago con verdadero desinterés y con
muchísimo gusto!
Si me pusiera a decir aquí
todo lo que me gusta de la vida, este artículo sería interminable. Es más fácil resumirlo y decir que ¡Disfruto
cada instante y cada cosa! Pero lo que no me gustaría es que al final de muchos
padecimientos mis familiares terminen rogando:”Dios mío, recógelo ya” o como en
un caso que presencié donde el pobre hombre jodió a tal grado durante la
enfermedad que su hija saturada por tanto padecimiento le dijo un día: “Qué va hombe,
usté lo que está es haciéndose el hinchao”.
¿Cómo puede una persona fingir una hinchazón? Pero se entiende que ya la pobre hija estaba ¡Al
límite de sus capacidades de resistencia!
Despedirse nunca es fácil, a
menos que lo hagas para huir de una situación adversa pero en general, hacerlo
es difícil. Yo lo haré aquí y ahora,
cuando ni lejanamente veo a la muerte venir:
A mis familiares en general:
Gracias por soportarme y darme la oportunidad de crecer en todos los sentidos, sé
que pude ser mejor pero bueno el balance lo harán ustedes… Los amé como sentí que debía hacerlo y fui
tan sincero cuanto pude en todos los aspectos.
Y como dice la canción “A
las mujeres que yo amé” les agradezco por enseñarme el camino para poder llegar
preparado para amar a Luz como ella se lo merecía (Y hasta hoy se lo merece)
Y a Luz: Gracias por todo lo
bueno que me diste y sobre todo por esos hijos tan lindos en todos los
aspectos. Fueron tan lindos conmigo que me habría gustado tener más (Por ahí
unos diez jajajaja) para disfrutarlos más o que su niñez durara siglos… Aunque para ser sincero, los disfruto aún
hoy. Los amo, MUUUUUUUA
A todos mis amigos les pido
disculpas por tanto abandono al que los sometí y por lo que pude hacer por
ustedes y no lo hice, en mi favor diré que desde mi punto de vista ¡hice lo
mejor que pude!
A mis lectores: Gracias por
compartir su tiempo conmigo y por sacar un ratito para dejar un comentario, eso
siempre fue gratificante y me habría gustado ser menos radical con respecto a
la traducción de las canciones que me pidieron y que tercamente dije que no lo
haría, pero es que si no soy fiel a mí mismo, ¡creo que no podría serlo con
nadie ni con nada!
A Jehová mi Dios, le concedo
que Él tenía la razón en no llevarme cuando cumplí los cincuenta, porque en estos doce
años que he vivido como extras, he tenido sólo cosas buenas y cosas que me son
invaluables: los matrimonios de mis hijas, los nacimientos de mis nietos,conocer a los primos que estaban ausentes y los
nuevos amigos que la vida me ha traído: Carlos y Madeline; Humberto y Karen; y tantos y tantos eventos más que han logrado
enriquecer mi vida, llenarla de felicidad.
En conclusión uno no se va
cuando quiere sino cuando el Dueño de la vida lo decide. ¡Que sea lo que Dios
quiera! que yo sigo disfrutando y aprendiendo.