Ahora, en estos días, me he ausentado "un poco" porque me encuentro desarrollando un proyecto empresarial muy interesante del cual no hablaré ahora sino que me referiré a algo que allí me ha tocado enfrentar.
Dentro de dicho proyecto le insinúan; le ordenan casi, que uno debe ser "líder". Como siempre trato de aclarar mis puntos busqué la palabra en el diccionario y he aquí lo que significa:
Líder: persona a la que un grupo sigue, considerándola su jefe u orientadora.
En vista de la anterior definición, considero que no puedo ser "líder" de nadie. La razón es muy sencilla: me cuesta trabajo lidiar conmigo mismo; ¿Cuánto trabajo no dará tratar de orientar o guiar a otra persona y mucho más a un grupo?
Esto debido a la gran variedad de caracteres que las personas tienen y además por los prejuicios y hábitos que ellas han adquirido a través de su experiencia...
Considero igualmente que el líder no pide serlo, él sólo actúa desarrollando sus actividades normalmente como las desarrolla y es la gente quien decide seguirlo o no.
Porque para que una persona o un grupo siga a alguien este alguien debe habérselo ganado; no a fuerza de exigirlo sino por voluntad e iniciativa propias de la persona o el grupo antes mencionado.
Mirando las páginas de la historia he podido descubrir a muchos a quienes la gente siguió y en algunos casos fue bueno que lo hicieran y en muchos otros no.
¿Por qué la gente tiende a seguir a una determinada persona? no lo sé en realidad y tal vez nadie lo sepa pero lo que yo sí sé es que de mi santa voluntad no deseo liderar a nadie; cada quien según mi modo de ver la vida, debe ser responsable de sus actos y realizarlos en pro de su bienestar, el de su familia o el de su equipo según sea el caso y constituirse cada quien en líder de su propia existencia...
Claro está que si una persona dentro del análisis que hace de una situación considera que yo puedo ayudarla a decidir mejor o darle algunas luces al respecto: yo lo haría gustoso sin esperar nada a cambio; porque me gusta ayudar y ver a las personas progresar, avanzar y mejorar sin sentir ni la más mínima envidia, porque debo decirlo: ¡me alegro cuando alguien alcanza una meta! y cuanto más difícil se le haya presentado el reto: ¡más alegría me da!