14 de diciembre de 2014

Falcão y Alex

Si te hiciste a la idea de que voy a hablar del futbolista colombiano, permíteme decirte que te has equivocado completamente, pues lo único que tienen en común el personaje del que voy a hablar y el jugador de fútbol; es el nombre…
Para comenzar recuerdo que la primera vez que escuché ese nombre fue relacionado con un jugador brasileño: Paulo Roberto Falcão, después me enteré de que “Falcão” traducido del portugués, es un ave que nosotros conocemos como Halcón.

Pues bien, Falcao es el nombre de un loro que yo conozco, no es mío pero todos los días me alegra las mañanas con sus ocurrencias locas.  Me hace reír más que cualquier actor cómico (Exceptuando al chavo del 8).  Falcao tiene en estos días un año y unos meses pero “habla más que un loro mojao” (como decía mi abuela).

Intrigado por ver la coherencia con la que este loro habla, comencé a investigar cómo es posible que los loros hablen si aparentemente no están dotados físicamente para hacerlo pero sucede igual que con el escarabajo que reta las leyes de la física que dicen que él no puede volar; pero como en los dos casos citados ellos no lo saben entonces lo hacen…  Jajaja a veces los conceptos tomados como leyes determinantes nos limitan sin darnos cuenta.

Como te decía estaba buscando luces sobre por qué los loros hablan y me encontré con este artículo que aunque parece aclarar “algo” del tema, en realidad repite el concepto de que los loros no pueden hablar. 

En este mismo artículo hay un comentario al final que le da la importancia que el escrito principal no alcanzó; se trata del comentario número 9 de un lector aquí tienes el link para verificarlo:


 Ahí lo tienes para que saques tus propias conclusiones y si aun tienes dudas mira aquí:

http://www.dailymotion.com/video/xwqo98_alex-el-loro-inteligente-irene-pepperberg_school


Realmente yo no tengo nada que adicionar a estos conceptos pues ellos son de investigación científica y yo lo único que sé es que este loro (Falcao) sabe lo que dice y lo dice  ¡en el momento justo!
Mi hermano me contó un caso que le pasó con un loro en una lavandería:
Él entró con su esposa al lugar y allí había un loro que les dijo cuando los vio entrar con toda la ropa a cuestas:
“Pobre”
Mi cuñada pensó que se refería a ella y le respondió al loro ¿Por qué voy a ser pobre?
Y el loro le dijo a su vez:
“Tú no, él” refiriéndose a mi hermano
Eso los dejó de una pieza… verdaderamente eso es para asustarse…
Entonces Falcao es un loro que se llama Halcón (traduciendo el nombre) que habla más de lo que muchos quisieran que lo hiciera y que a mí me vuelve loco de la risa con sus ocurrencias.

7 de marzo de 2014

Cuán Difícil es Agradecer

Cierta vez, leyendo un libro llamado “Vitaminas Diarias Para el Espíritu (Humberto A. Agudelo C.), encontré una historia que en su momento no llamó mucho mi atención y que para ser sincero no me gustó mucho en ese momento.  Se trata de “Recuerda dar Gracias”,(Página 114 de la quinta edición), una de las muchas historias que según los Agradecimientos del libro fueron tomadas de Internet o colaboración de personas en todo el país.

En la mencionada historia, un alma llega al cielo y San Pedro le está dando un paseo para que se familiarice, en uno de los salones que visitaron encontraron a muchos ángeles ocupadísimos y san Pedro explicó: “Aquí se reciben todas las peticiones que la gente realiza…”

Después pasaron a otro salón igualmente atestado de ángeles que se encontraban igualmente ocupados y San Pedro volvió a explicar: “Aquí se contestan todas las peticiones…”

Y por último llegaron a un saloncito en el que había un solo ángel  que no estaba muy ocupado, más bien estaba ocioso; el alma intrigada preguntó: Y aquí ¿Qué es lo que hacen? San Pedro respondió: “Aquí se reciben los agradecimientos de la gente a la que se le ha concedido alguna petición…

Bueno en su momento no me pareció que la historia tuviera mucho de verdad porque la miré desde mi punto de vista y yo siempre me acuerdo de agradecer a Jehová mi Dios por todas las bendiciones que me da ¡hasta sin que me las merezca!  Pero en estos días presencié un hecho que me hizo recordar aquella historia; te lo compartiré:

Yo estaba con unos amigos en un puesto de fotocopias y ellos estaban dentro del local y yo afuera del mismo viendo pasar los carros y la gente, cuando veo un bus urbano que atropelló a un motociclista, lo tropezó con la defensa en la parte posterior de la moto y ella dio un rápido giro que por su misma velocidad sacó al motociclista y lo arrojó al andén; la moto en su misma inercia continuó su viaje hacia su destino final: quedó debajo del bus convertida en un montón de hierros retorcidos; fue arrastrada no menos de quince metros debajo del bus y rayó el pavimento en ese trance.  Todos corrimos a ver qué le había sucedido al motociclista y ¡Gloria a Dios! sólo tenía unos pequeños raspones como los que se hacía uno cuando jugaba fútbol en la calle del barrio.  Yo que presencié todos los hechos le dije al hombre ¡Tú naciste hoy! Otro le dijo: ¡No joda sí, dale gracias a Dios y conviértete a Cristo! Pero ¿qué fue lo que hizo el tipo? Pidió que alguien le prestara un celular “Voy a llamar a mi hermano para que venga y mate a ese hijueputa” Y lo llamó, y el hermano llegó, no sabemos con qué intensión porque cuando lo hizo, ya estaba la policía allí y no podía hacer nada; eso fue en lo que pensó el hombre en ese instante en el que sólo cabía agradecer a Dios por haberlo puesto a salvo de forma milagrosa.  Porque yo aun no entiendo cómo fue que él se salió de la moto y de no haberse salido, puedes tener la seguridad de que su carne y sus huesos habrían quedado en la mezcla de hierros plástico y vidrios en la que se convirtió su moto…


Entonces me puse a pensar: es cierto lo que la historia contaba, la gente nunca o casi nunca se acuerda de agradecer por las cosas buenas que recibe.  Tal vez porque piensan que se merecen todo y que recibir cosas buenas es apenas natural y lógico por tanto ¡Nada hay que agradecer!  Que error tan grande…

22 de enero de 2014

El Seguro de Vida

En estos días he estado viendo en televisión cerrada un programa intrigante llamado Investigation Discovery (ID) digo intrigante en el sentido que las historias que allí desarrollan siempre o casi siempre tiene que ver con intrigas que finalmente conducen a algún asesinato.  El programa consiste en mostrar la forma como los investigadores lograron descifrar el misterio que casi siempre acompaña a estos hechos.
Llamó mucho mi atención un capítulo en el cual el tipo mata a la esposa para poder cobrar el seguro de vida del cual sabía que era el beneficiario…
Entonces me situé en la realidad y comencé a pensar sobre este tema en particular: El seguro de vida.

Cuando una persona nace, inmediatamente asegura una muerte que sólo Dios sabe cuándo, cómo y dónde ocurrirá.

Por más que las personas quieran conocer el día o la forma en que dejarán este mundo, ése es un sueño que nadie puede cumplir porque como dije antes:”Sólo Dios conoce esos datos”.

Sabiendo el hombre que indudablemente un día tendrá que morir, se ideo algo llamado “Seguro de vida”; honestamente pienso que no hay algo que tenga el nombre tan mal puesto, porque de lo dicho anteriormente podemos deducir que ¡La vida no se puede asegurar!
Lo que sí se puede hacer es asegurarle a alguno(s) que nos sobreviva(n) un futuro sin muchas penas de tipo económico, vale aclarar… Lo anterior se logra con el ya mencionado “Seguro de Vida” que debería  llamarse seguro de supervivencia para que fuera más exacto el nombre.

Dejemos a un lado la discusión por el nombre y entremos a analizar lo que hoy es el objeto de este escrito:

Cuando una persona toma un seguro de vida, lo hace pensando en el hecho de que un día desconocido dejará de estar entre los vivos y dejará a ciertas personas sin su presencia y probablemente desamparadas.  Previendo esto, se toma el seguro de vida y se coloca como beneficiario de este a aquella persona que más nos interesa en la vida; aquella a quien no queremos dejar desamparada o aquella a la que queremos decirle que sin lugar a dudas ella es la persona que más nos interesa en este mundo.  Igualmente estamos diciendo a todas las demás personas que nos rodean que, si acaso ellas nos interesan, nuestro interés no llega a tanto como para pensar en ellas aun después de no estar en este mundo.
Es lindo ser beneficiario de un seguro de vida porque eso nos da importancia aunque sea ante una sola persona.

A través de la historia se han hecho muchas cosas no tan honestas con el fin de cobrar el seguro de vida; hasta ha habido quien fingiera su propia muerte con el fin de que el beneficiario o beneficiaria lo cobre y después disfrutarlo juntos en una tierra lejana…
Hay mucha documentación al respecto sobre estos hechos, lo cual llevó a las compañías aseguradoras a asegurarse (jejejeje) de que el muerto, estaba realmente muerto da mucha risa pensar que ha habido muertos  “Tan vivos”…

Volviendo al programa de Tv, pienso que cuando alguien muere accidentalmente o en condiciones no muy claras, el primer sospechoso ha de ser quien sea beneficiario de el ya tan famoso seguro de vida.  Y me imagino que hasta inocentes habrá en la cárcel porque no pudieran demostrar su inocencia en un caso de estos.  Hay de todo en la viña del Señor.  Y entonces no sólo se pierde al ser querido sino también la libertad.

Queda demostrado una vez más que el dinero corrompe; daña hasta al amor más lindo…
¡Qué triste!