Hace unos días escuché en la radio que el locutor leía de manera emocionada “La lista de los hombres más ricos del mundo”. Lo primero que pensé fue que esa era la lista de los hombres con más dinero “legal” (Si acaso lo fuera) en el mundo. Porque yo no aparezco en esa lista y de verdad que soy uno de los más “Ricos”; “Millonario” diría yo si la medida fuera en satisfacción hacia la vida y no dinero… (No entraré en detalles en este aspecto).
Recordé casi sin querer a hombres que han acumulado inmensas cantidades de dinero y que a la postre murieron o fueron a parar a la cárcel. El que más recuerdo por lo extavagante de la noticia fue el caso de “chupeta”: un narcotraficante colombiano que logró burlar la justicia de su país y se escapó a Brasil en donde se cambió totalmente la apariencia y despistó completamente a las autoridades. Pero como dicen en la película brasilera “Ciudad de Dios”: “…Malandro no para; malandro toma un tiempo…”: “chupeta también se tomó un tiempo y volvió a las andadas… y fue allí donde le retomaron la pista…
Cuando lo capturaron, encontraron que tenía varios cuartos atestados de dólares, Para ilustrar esto con letras, se podía hablar sin caer en exageraciones de “Montañas de dinero”
Después de los primeros pensamientos que me llegaron a la cabeza, comencé a analizar en serio el hecho y concluí que los hombres más ricos son a la vez los menos inteligentes, porque no les alcanza su inteligencia para darse cuenta que acumular dinero no conduce a nada. Bueno, no conduce a nada bueno…
¿Qué logra un hombre acumulando tanto dinero? No lograré entenderlo; pues no se lo pueden llevar para el “viaje definitivo”. Hay veces en que “dejan de vivir” para buscar un “mejor vivir” que nunca logran porque así es la naturaleza humana: ¡Insaciable!
Qué lindo sería que estas personas que sin duda tienen un don especial para hacer dinero, lo pusieran al servicio de tanto pobre, miserable y desvalido que hay en el mundo. Pero he concluido también que estas personas se van tornando insensibles al dolor ajeno y llega el momento en que no les importa absolutamente nada.
Cuántas personas solucionarían su vida con los dineros que le “decomisan” a los narcos y cabe aquí otra pregunta: ¿A manos de quién va a parar ese dinero?
Y los multimillonarios “legales” que podrían fácilmente redistribuir sus ganancias entre mucha gente, lo hacen al revés: donan un 5% y guardan el 95% y eso, lo hacen porque así les rebajan los impuestos… Qué dolor.